Oraciones

Oración antes de la confesión

Oh, Espíritu Santo, fuente de toda luz, ven en mi auxilio y permíteme hacer una buena confesión.
Trae a mi mente todo lo malo que he hecho y lo bueno que he dejado de hacer.
Concédeme, además, una verdadera pena por mis pecados y la gracia de una sincera confesión.
María, Madre mía, ayúdame a hacer una buena confesión.
Amen.

Acto de contrición

Dios mío,
me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no sólo merezco las penas establecidas por ti justamente,
sino principalmente porque te ofendí, a ti sumo Bien y digno de amor por encima de todas las cosas.
Por eso propongo firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado.
Amén.

Otro acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Acción de gracias después de la confesión

Te agradezco, Señor, el haberme perdonado mis faltas;
haz que te ame cada día más y que siempre haga tu Santísima Voluntad.
Virgen Santísima, intercede por mí y guárdame en la gracia de Dios, como estoy en estos momentos.
Cuida mis sentidos y mi corazón hasta mi muerte.
Amén.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve María

Dios te salve, María, llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Dios te salve Reina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amen.